ASTROLOGÍA CONSULTA



sábado, 9 de enero de 2010

ANTIBIÓTICOS NATURALES

La creciente resistencia de las bacterias a los antibióticos químicos y los efectos secundarios derivados de su mal uso, hacen que cada vez más no tenga el efecto deseado.

Mientras que los antibióticos utilizados racionalmente son indispensables en la práctica médica, el abuso de los mismos tanto a nivel médico como en la agricultura está produciendo generaciones de bacterias resistentes; las infecciones se agravan y el paciente no se cura. Incluso ya se han detectado bacterias “indestructibles” a las que no les afectan ningún tipo de antibiótico conocido.

La ciencia médica nos advierte del empleo masivo e irreflexivo de antibióticos, que no sólo se han convertido en productos químicos carentes de eficiencia, sino que tienen notables efectos nocivos.

Las primeras señales de alarma saltaron cuando varias centros hospitalarios anunciaron que la vancomicina, un potente antibiótico, era incapaz de combatir el staphylococus aureus, la bacteria responsable de muchas infecciones hospitalarias. Ocurre lo mismo con la penicilina: un 40% de las cepas de streptococus pneumoniae, causante de neumonías, meningitis y otitis se ha vuelto resistente total o parcialmente a la misma. Más peligrosas aún se han tornado algunas cepas de enteroccoccus (capaces de provocar graves infecciones del tracto urinario y las válvulas cardíacas), inmunes a todos los fármacos existentes en el mercado.

“Esta situación plantea la desconcertante posibilidad de que llegará un momento en que los antibióticos, como sistema terapéutico, tendrán interés sólo desde un punto de vista histórico”, ha advertido el doctor Stuart Levy, experto de fama mundial sobre la resistencia a las bacterias.

Fleming ya advirtió en 1945: “El abuso de la penicilina acabará provocando el desarrollo inevitable de bacterias resistentes”. Y eso que entonces no se sabía que estos microorganismos, además de comunicarse entre sí de forma inteligente, son capaces de prevenir estratégicamente el ataque de otros medicamentos cuando se hacen inmunes a uno. Así pues, cualquier intento de destruirlas está destinado a fracasar tarde o temprano porque, por otra parte, según señalan los expertos, “las bacterias producen una nueva generación cada veinte minutos y se multiplican 500.000 veces más deprisa que los humanos”.

“Sin duda, tenemos un grave problema”, observa Stephen H. Buhner, autor del libro Antibióticos naturales. “la era de los antibióticos se ha acabado -afirma el mismo-. El grado y velocidad de evolución de las bacterias son tan rápidos que los nuevos antibióticos generan resistencia en pocos años, en lugar de las décadas que necesitaban antes. Es un futuro estremecedor. Pero aún quedan unos rayos de esperanza”.

Efectivamente, algunos científicos señalan que si empezamos por reducir drásticamente el uso de los antibióticos en la producción ganadera y avícola (los alimentos cárnicos, pollos y huevos que nos venden están con frecuencia contaminados con bacterias como el campylobacter y la salmonela, ambas resistentes a los antibióticos) y limitamos su utilización a los casos más graves para la salud, quizá podamos superar al menos parte del problema porque... ¡los investigadores han descubierto también que cuando las bacterias no topan regularmente con antibióticos, empiezan a olvidar cómo resistirse a ellos!

Un retorno a las prácticas agrícolas, ganaderas y médicas de antaño, así como una toma de conciencia en relación con la importancia de mantenernos sanos y aprender a fortalecer de forma natural nuestro sistema inmunitario, son nuestras mejores armas para enfrentarnos contra estos microscópicos seres.

Por otra parte, el hecho de que los antibióticos naturales no generen resistencias por parte de las bacterias ya es suficiente para plantearse su empleo regular, pero no hay que olvidar que, además, favorecen el proceso de regeneración epiteliar, estimulan los mecanismos naturales de eliminación, promueven el funcionamiento de los órganos en general, inhiben el crecimiento de los gérmenes patógenos y aumentan las defensas del organismo, mientras que los antibióticos sintéticos suelen bajarlas.



ALIMENTOS ANTIBIÓTICOS PARA FORTALECER LAS DEFENSAS

Para reforzar el sistema inmunológico es conveniente que nuestra dieta esté compuesta por alimentos ricos en proteínas vegetales procedentes de LEGUMINOSAS (lentejas, garbanzos, habas, alubias), GRANOS INTEGRALES (arroz, avena, maíz, cebada, amaranto y quinoa) y FRUTAS Y VERDURAS debido a su alto contenido de vitaminas, minerales y fitoquímicos, muchos del grupo de los flavonoides. Varios compuestos de éste grupo poseen efectos antibióticos y antivirales. Entre las mejores frutas para consumo frecuente podríamos destacar las ciruelas, ya que contienen casi todas las vitaminas del complejo B, lo que las convierte en excelentes antibióticos naturales. Los ácidos grasos poliinsaturados de su piel refuerzan la protección de la membrana de todas las células del cuerpo, impidiendo así la entrada de bacterias causantes de infecciones y enfermedades. También refuerzan el sistema inmunitario y el corazón. Para prevenir las infecciones conviene asimismo reducir al máximo el consumo de harinas, azúcares refinados, lácteos y carnes. Su alto contenido en grasas saturadas y sus deficiencias de ácidos grasos omega 6 y omega 3 ejercen un efecto negativo sobre las defensas y favorecen las infecciones recurrentes. Existen además PLANTAS MEDICINALES con poderosos efectos antibióticos directos o bien activadores de las defensas que conviene consumir con cierta regularidad o utilizar expresamente como alternativa a los antibióticos químicos cuando sea preciso.

Alimentos con elevadas dosis de vitaminas como la A (retinol) ayudan a mantener la integridad de los epitelios, que es por donde penetra cualquier infección. Otras vitaminas básicas son la E (antioxidante) ya que la oxidación celular aumenta considerablemente durante las infecciones, y el ácido ascórbico o vitamina C, que suele usarse asimismo en los procesos infecciosos porque aumenta las defensas frente a los gérmenes. Otro nutriente importante para ayudar al cuerpo a luchar contra la infección fabricando anticuerpos específicos es el zinc, ya que disminuye la severidad de los síntomas y acorta la duración del episodio infeccioso.

La inclusión de prebióticos (sustancias que se encuentran en alimentos como el trigo, ajo, melocotones, cebolla, remolacha o las alcachofas), y/o probióticos (presentes en alimentos como el yogur y leches fermentadas, ambos ricos en lactobacilos acidofilus) en nuestra dieta diaria ayuda a equilibrar y mantener saludable la flora intestinal y la vaginal, disminuyendo así la susceptibilidad de sufrir infecciones de estómago, intestino y vaginales. Así mismo, los prebióticos y probióticos son vitales en aquellas personas que están recibiendo tratamiento médico con antibióticos, ya que reponen la flora intestinal y vaginal (lactobacilos) destruida por estos, previniendo así la aparición de diarreas. En general, tienen un importante papel como anticancerígenos, sobre todo contra el colon.

CRUCÍFERAS Y LILIÁCEAS

Son numerosas las plantas crucíferas y liliáceas que poseen un intenso poder antibiótico.

CRUCÍFERAS: En este grupo cabe citar la MOSTAZA, EL RABANO, LA COCLEARIA y, en especial, el BERRO. El consumo de 20 gramos de estos últimos permite obtener un potente efecto antimicrobiano que persiste en la orina durante horas, gracias a los compuestos azufrados especiales (S-metil y S-propilcistein-sulfóxido) que contiene esta planta.

LILIÁCEAS: A esta familia pertenecen AJOS, CEBOLLAS y PUERROS. Todos ellos contiene ácido tiociánico-HSCN, cuya estructura química presenta complejos compuestos azufrados con gran poder bactericida. Además de favorecer la actividad de las enzimas involucradas en la desintoxicación del organismo, ayudan en el proceso de curación de heridas, ejercen efecto antiinflamatorio y analgésico y en especial el AJO y la CEBOLLA tienen un efecto anticancerígeno.

Otras plantas de reconocida acción antibiótica frente a bacterias, virus y hongos son:

Árbol del té.

Equinacéa.

Jengibre.

Orégano.

Propóleo.

Regaliz.

Semillas de pomelo (extracto).

Tomillo.

" AJO "ANTIBIOTICO NATURAL

Olorosamente sano. Así es el ajo, condimento esencial de numerosos platos de la dieta mediterránea. Su fama como alimento saludable a lo largo de la historia está fundamentada científicamente: se ha demostrado que reduce el colesterol malo, ayuda a eliminar toxinas y es un excelente aliado contra las infecciones.

El ajo es un diurético, expectorante y estimulante. Se ha utilizado a lo largo de la historia como un antiséptico.
Hace muchos años se utilizaban los ajos como un tratamiento para la lepra. También fue un ingrediente en los remedios artesanales que se aplicaban durante la plaga en Europa.
El ajo es un remedio natural que se utiliza para el asma, la tos, dificultades respiratorias, bronquitis, tuberculosis etc. Al parecer dar constratados resultados para combatir reumas.

Recientemente se señala que el ajo ayuda a reducir los riesgos de contraer cáncer por sus contenidos antioxidantes como la allicina, la quercitina..

Incrementa las defensas del organismo, mejorando nuestra respuesta a virus y bacterias, es antiinflamatorio, anticoagulante, vasodilatador y depurador. Es un antibiótico natural.

Cuenta la leyenda que cuando el Diablo caminaba por el Jardín del Edén, “el ajo surgió de la tierra que pisaba su pie izquierdo y una cebolla apareció bajo su pie derecho”. La historia del ajo hunde sus raíces en viejos relatos mitológicos que dejan patente las propiedades curativas y cuasi milagrosas que le han sido atribuidas desde la antigüedad. Las creencias de nuestros ancestros han quedado científicamente demostradas gracias a los numerosos estudios que han puesto de relevancia los beneficios saludables que tiene para el organismo la inclusión del ajo como alimento básico en una dieta equilibrada: es antiséptico, fungicida –destruye los hongos–, bactericida, disminuye la presión sanguínea, es diurético, expectorante y contiene componentes antioxidantes que previenen el envejecimiento.

El ajo contiene componentes antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento


El ajo es, en realidad, una planta de unos 30 cm de altura. Lo que nos comemos son sus pequeños bulbos –los dientes de ajo–, que se presentan agrupados en un número que suele rondar la decena. Pariente cercano de la cebolla –ambos pertenecen a la misma familia: las Liliáceas–, sus propiedades van mucho más lejos que la de ahuyentar imaginarios vampiros en la oscuridad de la noche. Antes de que Louis Pasteur demostrara, en 1858, que
el ajo es un antibiótico natural
, ya era usado por los monjes del medievo para protegerse de la peste.
Incluso la primera huelga de la Historia tuvo como protagonista a este delicioso condimento: los obreros que construían la Gran Pirámide de Keops, en Egipto, detuvieron sus labores cuando se vieron privados de su ración diaria de ajo.

Mejor crudo
Desde Pasteur, multitud de investigaciones han evidenciado que este alimento inhibe el crecimiento de gérmenes patógenos y fortalece nuestras defensas, por lo que su consumo regular ayuda a combatir y prevenir infecciones como gripes y resfriados. Según un estudio del Servicio de Endocrinología del Hospital Central de Cruz Roja (Madrid) presentado en la XXVII edición de la Feria Internacional del Ajo celebrada en Las Pedroñeras (Cuenca), “el jugo fresco de los ajos, es decir, el ajo consumido como nos lo ofrece la naturaleza, es una fuente de salud y prevención contra algunas patologías”.

El ajo es fuente de yodo y vitamina C. Además de una ventaja añadida: no conlleva ninguno de los efectos secundarios de los antibióticos químicos, uno de los cuales es la destrucción de la flora intestinal. “Al contrario, actúa favoreciendo la secreción de jugos gástricos y provocando un aumento de la secreción biliar, por lo que resulta un excelente digestivo”, asegura el informe.

Parte de los beneficios del ajo se deben a la acción de un compuesto azufrado (sulfuro de alilo) que, al entrar en contacto con el aire, se transforma en otra sustancia (alicina), responsable de su penetrante olor. Esto ocurre cuando cortamos o machacamos el ajo. El efecto terapéutico de la alicina sólo dura unos minutos, por lo que es importante ingerir el ajo crudo rápidamente para disfrutar de sus propiedades saludables. Al cocinarlo, la alicina se destruye.

Victoria Beckham tiene razón: “España huele a ajo”. Y no vamos a ser nosotros quienes le llevemos la contraria a la estirada mujer del guapo futbolista del Real Madrid. Desde tiempos inmemoriales, el ajo ha sido utilizado como condimento indispensable de numerosos platos, y no sólo en nuestra gastronomía. En la cocina china es, junto al jengibre, el aroma preponderante; es esencial en la cocina mexicana y también en Francia, donde podemos encontrar la mantequilla y la mayonesa al ajo. Y dorado en aceite, adorna pastas, carnes y pescados en el mundo entero.

"Guárdalos en un lugar seco y fresco"
Andoni ZabalaJefe de Compras Frutería EROSKI
Existen muchas variedades de ajo. La más consumida en nuestro país es el ajo blanco, seguida del ajo morado. El ajo puede secarse y usarse en láminas o molido. A la hora de freírlos no hay que dejar que se doren demasiado pues adquieren un sabor amargo. Para conservar el ajo conviene guardarlo en un lugar fresco, seco, ventilado y protegido de la luz. Para su conservación las cabezas de ajo han de mantenerse en el sitio más oscuro y seco de la cocina o de la despensa porque con ambientes húmedos germinan y se pudren rápidamente. No deben guardarse en la nevera.

Trucos para anular su olor
Si el fuerte y característico olor del ajo es un impedimento para que disfrutes de sus propiedades saludables, los tratamientos naturistas resuelven el problema prescribiendo cápsulas y grageas inodoras con ajo en polvo o de aceite de ajo. Puedes encontrarlas en farmacias, centros de dietética y herbolarios. Otra opción es probar los trucos tradicionales para anular su desagradable olor: masticar perejil fresco, remolacha o tomar un buen vaso de leche después de comerlo. Funciona.

Sopa de ajo andaluza
Ingredientes para 4 personas:
15 dientes de ajo,
4 picatostes (rebanadas de pan frito),
4 huevos,
1/2 l de caldo de carne,
1/2 l. de agua.
sal,
cominos,
aceite de oliva.
En una olla, hervimos a fuego lento el caldo de carne y el agua. Sin quitarles la piel, hacemos un corte transversal a los dientes de ajos, los freímos y añadimos al caldo. Freímos las rebanadas de pan y reservamos. Ponemos en el caldo 1/3 de cucharadita de café de cominos. Dejamos hervir lento durante 15 minutos. Poco antes de servir, se escalfan en el caldo 4 huevos y se retira del fuego. Comprobamos el punto de sal. Servimos en cada plato suficiente caldo, ajos y uno de los huevos. Decoramos con un picatoste.

“Los ajos que pesan poco puede que ya estén secos”
Begoña San José Sección Frutería Hipermercado EROSKI Max Center Barakaldo (Vizcaya)

A la hora de comprar, debemos fijarnos en que estén duros y apretados y sean pesados para su tamaño. Los ajos que pesan poco puede que estén ya secos. En nuestra cocina, tiraremos directamente a la basura aquellos que presenten la cabeza mohosa y blanda. Si están en ristras, podemos colgarlos en la despensa. En cuanto a su periodo de conservación, las cabezas de ajo blancas duran en buen estado unos 6 meses, y las rojas 1 año. Este alimento no puede faltar en tu despensa. Sin él, muchos de nuestros platos no serían tan aromáticos y sabrosos.

Ajo morado, embajador de la gastronomía manchega
Julio Bacete Presidente de la Indicación Geográfica Protegida Ajo Morado Las Pedroñeras (Cuenca)
Hablar de las virtudes del ajo morado es hablar de Las Pedroñeras. Esta comarca conquense es el principal centro de cultivo y producción del ‘Ajo Morado de Las Pedroñeras’, también extendido por La Mancha Baja. Es la principal fuente de riqueza de la comarca y, por tanto, alrededor del ‘Ajo Morado de Las Pedroñeras’ (el mejor ajo del mundo) gira la vida, tradiciones y cultura de las gentes de esta comarca. Las condiciones medioambientales de la zona, la humedad, temperatura y naturaleza del suelo son las que han ido creando este ecotipo particular, perfectamente adaptado y vinculado al medio geográfico en el que se produce. Sus propiedades medicinales se deben al concentrado de vitaminas C, B1 y B6, así como a su contenido en azufre y a un componente de la penicilina, llamado alicina, con propiedades profilácticas, bactericida y curativas.

Al ajo morado se le atribuyen efectos beneficiosos ante enfermedades cardiovasculares, artritis, reumatismos, afecciones del aparato digestivo e hipertensión. Ayuda a reducir el nivel de colesterol y triglicéridos en sangre, disminuyendo así el riesgo de infarto y trombosis. Es un potente bactericida y es muy útil contra la bronquitis, la tos y el catarro. Es un estupendo purificador de sustancias tóxicas, actúa contra los parásitos y ayuda a cicatrizar las heridas. Dentro de la gastronomía española, el ‘Ajo Morado de Las Pedroñeras’ constituye un ingrediente esencial, por sus virtudes y eficacia culinaria, destacan