ASTROLOGÍA CONSULTA



miércoles, 5 de agosto de 2009

EN "ÉL" VIVIMOS, NOS MOVEMOS Y TENEMOS NUESTRO SER



Concepciones Erróneas de Dios

A ese Ser, frecuentemente denominado “DIOS” , no podemos, con rigor, atribuir ninguna caracterización que no sea la de Ser , ya que cualquier otro calificativo (aunque positivo, como “poderoso”, “sabio” o “amoroso”) es limitador, es relativizador, es demasiado desvirtuador de su Absoluta Seidad (“Be-ness”, en la original expresión inglesa de la gran Helena P. Blavatsky). Nos habituamos a leer, en el primer libro de la Biblia Judeo-Cristiana, el “Génesis”, que “Dios hizo al Hombre a Su imagen y semejanza” (I, 26-27). Es una inmensa afirmación y de un valor profundo (incluso siendo discutible la veracidad de la traducción -¿sería “Dios” o “dioses”, quiere decir, una pluralidad de poderes creadores? ). En la práctica, sin embargo, se verifica lo contrario, dado que hemos construído (la noción de) un Dios a nuestra imagen y semejanza, esto es, con características demasiados humanas: un supuesto dios caprichoso, celoso, airado, vengativo, arbitrario, un supuesto dios sujeto a inestables humores dependientes de si se le dirigen o no oraciones, un pretendido dios conductor de ejércitos y privilegiador de pueblos escogidos, un supuesto dios guíando causísticamente el universo...

También a nuestra imagen y semejanza, creemos generalmente que Dios creó al Hombre y a todo lo que existe en el Universo a partir de la nada, o sea, de algo fuera de Sí –lo que supone una hipótesis filosóficamente insustentable, aunque defendida por algunas teologías. Si eso fuera posible, si Dios hubiese creado el Universo, y todos los seres que lo habitan, de otra substancia que no la de Su propio Ser, entonces, no sería Absoluto ni Infinito: el Universo sería externo a Él, sería algo más allá de Él (¡o fuera de Sus límites!), y eso evidentemente Lo relativizaría. De este modo, no sólo nada puede haber sido creado fuera de Él como, por la misma razón, nada puede existir fuera de Él. Todo está en el Todo y el Todo está en todo. Este sello indeleble, que verdaderamente nos conforma a imagen y semejanza de Aquél (o, según la filosofía vedanta, de Aquello) de quien todo procede, fue maravillosamente expresado por S. Pablo, en su discurso en el Areópago de Atenas, al hablar del Dios Desconocido: “En Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser” (Actos, XVII, 28). ¡Cuán lejos estaba S. Pablo de las nociones antropomorfizadas de Dios, propias de las creencias populares o de las teologías superficiales!


Dios Transcendente


Aquél –o Aquello- que permanece siempre más allá de cualquier mensurabilidad, más allá de cualquier existencia limitada, relativa u objetiva, podemos llamar Dios Inmanifestado o Dios (en Su naturaleza) Transcendente.

A Él se referían, con gran profundidad metafísica, los antiguos rishis (sabios) hindúes, designándolo por Parabrahman. La raíz etimológica de esta palabra es muy significativa: Para, quiere decir “lo que está más allá”, y Brahman, quiere decir “el Ser Creador” o “el Ser que trae las cosas y los seres a la Manifestación”.En verdad, lo Absoluto es el Dios Ignoto, es Aquél de Quien realmente nada se puede decir (expresión consagrada en Esoterismo) –no por ser misterioso sino porque Su Naturaleza excede totalmente a nuestras palabras y a nuestros conceptos mentales, tan limitados y relativos. Según la antigua filosofía esotérica hindú, de Parabrahman apenas se consigue visualizar un primer, metafísico, muy tenue velo: Mulaprakriti, o sea, la Raíz de la Substancia (Mula significa raíz, y Prakriti significa substancia, o naturaleza material). Entre Parabrahman y Mulaprakriti, en este estado pre-cósmico, más allá de cualquier manifestación concebible por la conciencia humana, se mueve continuamente el Gran Aliento (o el Gran Soplo), en un Movimiento eterno, incesante, perpetuo –Movimiento tan vertiginoso, de una frecuencia vibratoria tal, de una consciencia tan simultánea que nos da (o daría, si la pudiésemos vislumbrar) la ilusión de inmovilidad.

En otro sistema filosófico (o de ciencia espiritual) más próximo de Occidente, la Cábala Judía, también se alude a lo Inmanifestado o Existencia Negativa (No Ser), cuando se habla en Ain Soph Aur: Ain –Inmanifestado, Ain Soph –Ilimitado, y Ain Soph Aur –Luz Ilimitada . Comparando y ligando los dos sistemas, Parabrahman, lo Inmanifestado, correspondería a Ain; el Aliento Incesante, correspondería a Ain Soph; Mulaprakriti (la raíz de la substancia, la materia pre-cósmica), correspondería a Ain Soph Aur (o, en otra perspectiva, a Shekinah).

Dios Inmanente

Periódicamente, cíclicamente, se inicia un “Día de Manifestación Cósmica” . Del Seno de lo Absoluto, de lo Eterno, de lo Ilimitado, de lo Inmanifestado, se proyecta, para un Plano de manifestación objetiva, un fragmento, una simple emanación de Su Esencia –porción limitada de ese Océano inagotable de Ser -, dando origen, causa, impulso, fundamento de ser y de vida a todos los universos y a todas las miríadas de entidades que en ellos tendrán su hogar. Surge, así, el Logos, el Verbo encarnado, la Palabra (o Sonido) Creador(a), el Dios Inmanente . Así al proyectarse en el Plano objetivo o de manifestación, Él es primeramente, el Dios Uno al que se refieren todas las grandes religiones y escuelas filosóficas –incluyendo las llamadas religiones politeístas. En verdad, es una mistificación decir que el monoteísmo apenas existe en las tradiciones judía y, después, cristiana e islámica. Muy anteriormente, los grandes sabios de Oriente (o, incluso, de Egipto) no ignoraban que, por detrás de la multiplicidad de dioses, esto es, de poderes creadores jerarquizados, está el Inefable Uno sin segundo, el Dios Uno que subyace a todo(s) el(los) universo(s) y a todos sus constructores. Era por reverencia, para no antropomorfizarLo (como tantas veces se ha hecho), que se abstenían de nombrarLo –a Él, el Innominable.

Podemos ilustrar la dicotomía Transcendencia / Inmanencia de Dios, con un pasaje del Bhagavad-Gita (una Escritura Sagrada de Oriente), donde Krishna, hablando como si fuera el Ser Divino, dice: “Habiendo penetrado el Universo entero con un fragmento de Mí mismo, Yo permanezco más allá de él” (cfr. IX, 4-9). O sea: la Divinidad anima e inunda todo el Universo, en (con) Su naturaleza Inmanente pero, en Su verdadera Esencia, permanece más allá de ese Universo, transcendente a toda la Manifestación.

Trinidad Hindú
La Unidad se hace Trinidad


Según casi todas las grandes concepciones religiosas y filosóficas, el Dios Uno Inmanente, el Logos, la Vida Una de donde todo procede, se desdobla, a continuación, en una Trinidad.

Donde quiera que haya manifestación, o sea, relatividad, tiene que haber dualidad y, por tanto, al descender al Plano de la Manifestación, la esencia Divina eterna se divide en dos polos: el espiritual, activo, masculino, positivo, reflejo de Parabrahman; y el substantivo / material , receptivo, femenino, negativo, reflejo de Mulaprakriti. Así, en la aurora de la nueva Manifestación Universal, del seno del Uno, de la Gran Noche Cósmica en la que el Padre y la Madre Divinos se habían (re)unido completamente, surge la doble polaridad: Espíritu y Materia (Purusha y Prakriti, según la filosofía sankhya, derivada del Rishi Kapila).

De la relación, del Amor entre estos dos polos –Espíritu y Materia, Purusha y Prakriti, Padre Divino y Madre Divina- surge el Hijo, la Luz del Mundo, la Conciencia de relación (diferente de la Consciencia Absoluta del Espíritu).

La Unidad Divina se desdobla, por tanto, en una Trinidad: Espíritu –Consciencia-Materia, o Padre Divino-Hijo Divino-Madre Divina. Esta Trinidad fundamental está reconocida en diversas religiones y escuelas filosóficas bajo distintos nombres (ver cuadro I). En el Cristianismo, se alude al Padre, Hijo y Espíritu Santo. En el Hinduísmo, tenemos Shiva (el Destructor o Regenerador), Vishnu (el Conservador) y Brahma (el Creador) o, más arcaicamente, Surya, Vayu y Agni. En la antigua religión egipcia, se hablaba de Osiris, el Padre Solar, de Isis, la Diosa Madre Lunar (también en la iconografía Cristiana, María, símbolo de la Madre del mundo, aparece frecuentemente asociada a la Luna), y de Horus, el Hijo Solar renacido en todos los sucesivos días de manifestación. En la Cábala Judía tenemos tres supremas Sephiroth (o Emanaciones) del Árbol de la Vida: Kether (Corona o Poder), Chokmah (Sabiduría) y Binah (Inteligencia, Comprensión o Entendimiento).
YO SOY SANANDA PARABRAHMAN / SOY UNA CON DIOS MAS ALLA DE LA INTELIGENCIA
AHAM BRAHMASMI / YO SOY ESPIRITU

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