Las investigaciones sobre los casos de ataques con ántrax en EE.UU. conducen al laboratorio de Fort Detrick, del Instituto de Investigación Médica del Ejército de EE.UU. para Enfermedades Infecciosas.
Fort Detrick es una base del ejército en Maryland, con raíces que van hasta 1943. Ya desde entonces, los científicos de la base debían enfrentarse con dos labores: desarrollar mecanismos defensivos contra un ataque biológico, y crear armas con las que los Estados Unidos pudiesen responder "de la misma manera".
La amenaza creciente de las "bombas voladoras" alemanas que llovían sobre Gran Bretaña desde el continente en la Segunda Guerra Mundial, impulsaron la urgencia de desarrollar una defensa para la guerra biológica, según escribía hacia 1943 el teniente coronel, Richard Clendenin, en su libro "Science and Technology at Fort Detrick".
Desde su inicio, las labores al interior del fuerte fueron reservadas a un pequeño círculo de notables.
Para muchos, el secreto que existe en torno a Fort Detrick es un mito, y "el secreto es que no hay ninguno", reza un boletín de la oficina de Relaciones Públicas de 1981, en el que destaca el libre acceso a las instalaciones.
Sin embargo, ingresar a los laboratorios del fuerte, era y es una celosa cuestión de máxima seguridad. La primera sala de ensayos se llamó Black Maria, a principios de los 40. Y cada soldado y civil que trabajaba allí debía firmar un permiso que permitía al gobierno quedarse con sus restos si morían en el lugar en función de sus tareas, o como consecuencia de alguna enfermedad contraída en esas dependencias.
En 1951, William Boyles, un microbiólogo, murió al contraer ántrax en Fort Detrick. Las muertes por infecciones o contagios de virus se multiplicaron.
"Los trabajadores son vacunados cuando las vacunas están disponibles, pero no tenemos vacunas efectivas para todas las enfermedades que estudiamos", escribió un médico del organismo.
Hoy, Fort Detrick es una instalación médica del ejército, con más de 5.800 empleados, donde se estudia el desarrollo de vacunas, drogas y formas de protección para los soldados en una guerra biológica.
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