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LO QUE TENEMOS QUE TRABAJAR Y PRACTICAR
El amor a la humanidad.
Cuando oigo a alguien que dice, suspirando, "la vida es dura", siempre estoy tentado de preguntarle:
"¿Comparada con qué?"
Pero también nos preguntamos: En esa vida tan dura, ¿cómo encaja Amar a los demás dentro del esfuerzo de subsistir?. ¿Con cuanta insistencia lo intentamos? como cristianos, o como musulmanes, o como judíos o, como simples concientes Seres espirituales habitantes del universo vivo ...
¿Reflexionamos sobre nuestro deber religioso o laico de amar a nuestro prójimo y de perdonar a nuestros enemigos?
POR EJEMPLO:
¿Acaso promete el Nuevo Testamento en alguna parte que será fácil amar a nuestro prójimo ? Al contrario: su mensaje general es que es bastante difícil amar a nuestro prójimo y que es más difícil todavía perdonar a nuestros enemigos. Si fueran tareas fáciles, no habría después recompensa.
AHORA TOMEMOS ESTE RELATO:
Relato pedagógico hasídico:
Un rabino interrogaba al Señor sobre el cielo y el infierno. El Señor dijo: "te mostraré el infierno" y condujo al rabino a una mesa redonda. A su alrededor estaban sentadas unas personas que tenían un hambre mortal; cosa rara, pues en el centro de la mesa había una olla grande con un guiso. El guiso tenía un olor apetitoso, y al rabino se le hizo la boca agua. Las personas que estaban sentadas alrededor de la mesa tenían unas cucharas con el mango muy largo. Sabían que llegaban justo hasta la olla y que podían tomar cucharadas del guiso, pero los mangos de las cucharas eran más largos que el brazo de una persona, y por eso no podían llevarse la comida a la boca. El rabino vio que sufrían terriblemente. El señor dijo:
"Ahora te enseñaré el cielo". Entraron en otra sala muy parecida a la primera. Vieron una mesa semejante, grande y redonda, y, como antes, los comensales tenían cucharas largas. Pero en el cielo estaban bien alimentados. Sus risas y sus sonrisas ponían de manifiesto que estaban felices. Viendo la perplejidad del rabino, el Señor dijo: "Es sencillo, pero requiere cierta habilidad: han aprendido a darse de comer los unos a los otros".
Debemos entonces, distinguir entre el sentimiento de compasión y la práctica de la Compasión.
El sentimiento de la compasión es sinónimo del sentimiento de simpatía. Ambos términos se refieren a un sentimiento de calor y de amistad hacia otra persona, normalmente acompañado de un sentimiento de pena si la otra persona está en una mala situación. Yo no le estoy recomendando a usted que intente sentir simpatía. Usted no puede optar voluntariamente por tener el sentimiento de simpatía, como no puede optar voluntariamente por sentir deseo sexual, náuseas, fatiga, alegría, angustia, ni ningún otro sentimiento humano fundamental. Lo que recomiendo, más bien, es la práctica continuada y deliberada de la Compasión.
La compasión es una intención, una actividad interior deliberada que exige esfuerzo y práctica.
El sentimiento de simpatía surge algunas veces, aunque no siempre, de la práctica deliberada de la Compasión. La simpatía no es más que uno de los muchos resultados deseables de la práctica de la Compasión.
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